El karate-do (空手道 karatedō, ‘el camino de la mano vacía) es un arte marcial de las islas de Okinawa
Tiene su origen en las artes marciales nativas de las Islas Ryukyu, llamadas "tuidi", tode o te (手, literalmente, ‘mano’; tii
en okinawense) y el "tegumi" (lucha nativa de Okinawa) así como en
algunos estilos de las artes marciales chinas, siendo influenciado en
menor medida por otras disciplinas provenientes del sureste asiático.
Los estilos de karate surgieron de la necesidad de los guerreros nobles
de la isla (los pechin ) de proteger al último rey de Okinawa, Sho Tai, y a sí mismos de los guerreros japoneses con armadura (los samuraí)
invasores pertenecientes al clan Satsuma. Poco a poco, el karate fue
desarrollado en el reino de Ryukyu y posteriormente se expandió, siendo
enseñado sistemáticamente en Japón después de la era Taisho, en el siglo
XX como consecuencia de los intercambios culturales entre los japoneses
y los habitantes de las islas Ryukyu.
El karate-do de hoy día se caracteriza por el empleo de golpes
de puño y patadas, aunque no restringe su repertorio solo a estos
incluyendo golpes a mano abierta, derribos, luxaciones articulares,
algunos lanzamientos, además de golpes a puntos vulnerables, y a puntos
nerviosos. En el karate-do se coordinan la fuerza, la
respiración, el equilibrio y la postura, el correcto giro de cadera y la
conexión conjunta de músculos y extremidades, trasladando gran parte
del peso corporal y del centro de gravedad al impacto. Generalmente se
busca derrotar al adversario mediante impactos contundentes que buscan
ser precisos y definitivos buscando ser lo más eficaces posibles, de
forma semejante a la estocada o corte de una katana o sable japonés. A este arte marcial se le puede referir como karate o 'kárate, y a la persona que lo practica se la llama karateka o karateca.
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